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martes, 6 de septiembre de 2011

Cambios!

Hola! Bueno, ¿habéis visto el nuevo layout? Claro, si estáis ahora mismo dentro lo habréis visto ¬¬.
Bueno, que lo he hecho yo, pero muchas gracias The princess of pop editions por el code.
Y sé que me ha salido churro, pero tiene algon en él que me gusta mucho. Espero que a vosotros también.
Este será el layout que esté en el blog hasta que SaRaa me haga el que encargué.
Nada más, un besoo!

sábado, 3 de septiembre de 2011

Capítulo 3.

Mis ojos se abren poco a poco, y contemplan la luz tenue que entra por mi ventana, que refleja al suelo. Es tarde, deben de ser las once; me quiero bajar a la playa, el calor de anoche todavía dura.
Rápidamente me pongo un bikini blanco y azul y una camiseta encima.
Entro a la cocina y me encuentro a mi hermana con una cara horrible, se nota que tiene resaca.
-¿Qué? ¿Tú también te encontraste a los padres?
-Sí, pero a penas tuvieron tiempo de decirme nada.
Le empiezo a explicar todo lo ocurrido ayer cuando llegué a casa. Creo que se
queda con cara de sorprendida cuando le cuento lo que le solté a nuestros padres
-Pues a mí me echaron un bronca terrible; sobre todo por ti. Dicen que no debería haberte llevado en ninguna de las circunstancias. Se preocupan mucho por ti- dice, algo molesta, se le nota en el tono de su voz.
-Pero si llevan pasando de nosotras prácticamente dos años- respondo, algo indignada-, y aunque se hubieran preocupado por mí, ¿no van un tanto retrasados?
Y sin decir nada más, le doy un trago a la leche, cojo una toalla y salgo de la cocina.
Meto la toalla en la bolsa, y bajo por las escaleras. Salir de casa me vendrá bien, pero esta vez no soltaré ni una sola lágrima.
Espero encontrarme con Lucas, la verdad es que la noche anterior me lo pasé bastante bien gracias a él y a su hermana.
No tengo que caminar mucho para llegar a la playa en la que me asiento, ya que mi casa está frente al mar.
Bajo unas pocas escaleras y mis pies comienzan a tocar la suave arena que rodea el lugar. Busco con la mirada alguna cara conocida, pero no veo a nadie, Lucas no está.
Mascullo algo entre dientes que ni yo misma entiendo, coloco mi silla, me siento, y empiezo a leer Sinsajo. Me quedan unas pocas páginas, después me bañaré.
Me quedan unas treinta páginas para terminarlo cuando alguien interrumpe mi lectura.
-¡Carolina! ¡No sabía que te ponías en esta playa!
Me doy la vuelta y me encuentro con Clara. Sonrío y me levanto para saludarla, y aunque intente no ponerla, creo que esbozo en mi cara una pequeña expresión de aliviada.
-Hola Clara. Yo tampoco sabía que tú veraneabas en esta.
Nos damos dos besos como muestra de saludo.
-¿Te quieres poner con nosotros?- dudo un momento, supongo que no conoceré a nadie- Está Lucas- me dice sonríendo.
-Está bien- cojo mi toalla y mi bolsa, la silla la dejo, la recogeré cuando me vaya.
-¡Lucas!- grita Clara, y se acerca hacia nosotras con una sonrisa en la cara, corriendo.
-¡Caro! Qué bien verte aquí.
Parece que en lo de llamarme Caro no iba en broma, me lleva llamando así desde que me conoció.
La verdad es que no sé qué decir. La vergüenza se ap
odera de mí y no sé qué decir. Por fin puedo soltar algo:
-Hola.
Sus ojos hipnotizantes me hacen ponerme nerviosa, algo extraño, ya que ayer no pasó.
-¿Te quieres bañar?
-Eh... sí, claro, vamos- esta vez hablo con más soltura.
Nos metemos al agua, yo entro poco a poco, porque pienso que está helada, aunque poco después Lucas empieza a salpicarme, yo empiezo a correr hacia el mar y me capuzo de cabeza.
-¡Está helada!
-No exageres, no está tan fría- dice, y repite la acción de antes, pero esta vez salpicándome el doble.
Entonces comienzo a echarle agua a él también. Y me río, como nunca. No me había reído así desde hace dos años.
Incluso, poco a poco me voy olvidando de los demás problemas.
Poco a poco, me voy juntando con sus amigos, pero... es como si Lucas, me protegiese de alguna forma, y no sé si me gusta del todo. Me vio llorar ayer, cierto, pero no quiero parecer débil, ni una víctima, no; definitivamente no quiero.
Empiezo a responder a las preguntas que me hagan yo sola, sin ayuda de Lucas. Creo que no he provocado ningún malestar en el grupo. Pero... una c
hica, creo que se llama Laura, no le he caído muy bien, o al menos eso transmite.
-Y Lucas, ¿cómo conciste a Carolina?- pregunta Laura, como si lo hiciera a propósito.
-Bueno, pues...
-Nuestros padres son amigos- interrumpo yo. No quiero que le cuente la verdad.
Para asegurar de que no dice nada le mando un mensaje con la mirada; que, al parecer, ha captado perfectamente.
-Sí, un día fueron a comer a su casa y yo fui con ellos- dice un tanto serio-. Así nos conocimos. Laura cierra la boca, y, por suerte, no volvemos a hablar del tema, en eso, Lucas ha sido muy comprensivo; aunque no quise decirlo lo que me pasa, sabe que es algo que me ha dañado mucho.
La verdad es que, lo que ha pasado hoy en la playa, no me lo esperaba. Son muchas personas, y no creo que todas ellas sean de fiar; yo esperaba encontrarme con Lucas, y punto. Tal vez con Clara, no soy una persona que haya tenido la oportunidad de estar con tanta gente.
Llega siendo la hora de subirme a mi casa, se lo digo a los demás y como la noche anterior, Lucas se ofrece para acompañarme. Sin objetar nada, acepto.
-¿Te lo has pasado bien?

-Sí, tus amigos son muy simpáticos.
-Yo también me he divertido.
¿Qué quiere decir? Supongo que con sus amigos se divertirá todos los días, pero conmigo, que no soy el alma de las fiestas, no creo que mucha gente se divierta.
-¿Crees que no eres divertida?- dice sonriendo, como si me leyera la mente-. No te preocupes, sí que lo eres.
-Sí, por eso tengo tantos amigos.
-Lo importante no es la cantidad, es la calidad. Tener buenos amigos es lo importante. ¿Tienes buenos amigos?
-Pues... tengo dos amigas en mi ciudad, son las únicas personas que, aunque no tengan mis problemas, me comprenden, yo creo que sí.
-Te debes de sentir orgullosa- dice, se nota bastante que lo dice en serio.
Llego a mi casa, me despido, pero justo antes de que vaya a entrar Lucas exclama:
-Caro, ¿tienes algo que hacer esta tarde a
las seis?
-Mmm... ahora sí- le respondo, con una pequeña sonrisa-. ¿En el parque?
-Te veré allí.
-Adiós.
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Siento que el capi esté tan mal, no estaba inspirada TT_TT pero para el siguiente ya tengo ideas êwê. Muchísimas gracias por vuestro apoyo en los comments y en la cbox. Un beso!

lunes, 29 de agosto de 2011

Rules

Capítulos

Capítulo 1
 Entra aquí
Capítulo 2
Entra aquí 
Capítulo 3
Entra aquí 

Sinopsis.

Tú eres la melodía que siempre canto. La razón por la que cada día me despierto y continúo. Eres mi milagro, como una estrella fugaz a la que pedí un deseo y se hizo realidad. Tú lo eres todo, porque te debo lo que soy ahora mismo. Gracias a ti he descubierto que no debo dejar pasar los buenos momentos, para que las desgracias no puedan derrumbarme. Tú… eres mi vida, te quiero. Gracias por todo.

sábado, 27 de agosto de 2011

Capítulo 2.

Mi hermana y yo salimos por la puerta de nuestra casa, todavía me pregunto cómo puede llevar unas botas con ese tacón, ir tan rápido y no tropezarse. Para los pies yo me he puesto unas sabrinas.

-¿Dónde vamos?

-Está aquí cerca- dice sin responder a mi pregunta, aunque no las suele responder.

Todavía estoy a tiempo de arrepentirme, de darme la vuelta y quedarme en casa; mi cerebro dice que vuelva pero mis pies caminan sin consultarle. Tal vez porque el corazón no le diga lo mismo.

Se nota que estamos llegando, porque un ruido estridente de música a todo volumen llega a mis oídos.

Entonces, veo una escena que me deja pasmada: gente apelotonada intentando bailar entre el barullo, y otras cuántas personas que están bebiendo. ¿Cómo se puede soportar tanto escándalo?

-Me voy a bailar- dice mi hermana gritando para que la pueda oír-. ¿Te vienes?

Niego con la cabeza, me quedo fuera. Varias personas pasan por delante de mí para ofrecerme bebida pero les digo que no a todos con un: “Lo siento, no bebo”. Cada vez que digo eso la gente se me queda mirando con cara rara, que supongo que querrá decir: “Y entonces, ¿qué pintas tú aquí, niña?”.

Eso mismo me pregunto a mí misma, ¿qué pinto yo aquí? Debería haberme quedado en casa, gruñendo en silencio y viendo la televisión.

-¡Caro!

Es voz… es Lucas. ¡Es Lucas! Creía que no habría nadie que yo conociera.

-Lucas, hola- digo levantándome. Me alegro un poco de que haya alguien aquí con la que hablar.

-Hola. ¿Qué haces aquí?

Por mucho que pueda hablar con él, tengo que hacerlo a gritos, ya que la música se carga cualquier conversación.

-He… acompañado a mi hermana, a la fiesta, pero me he quedado aquí fuera porque no me gusta estar ahí dentro- digo mirando con desprecio el interior del local.

Aparece una chica por detrás de Lucas le rodea con sus brazos y le da un beso en la mejilla, después pronuncia un: “Hola, guapo”. ¿Quién es, su novia? Aunque, la verdad, se parece bastante a él: rubia, con los ojos verdes, aunque ella tiene el pelo más rizado que él.

-Clara, esta es Carolina. Carolina, este tornado de aquí es mi hermana, Clara- su hermana… me alivia de algún modo, aunque no sé por qué.

Nos saludamos con dos besos y empezamos a hablar.

-Qué, ¿te gusta ir de fiesta?

-Pues… no es mi afición favorita, pero si no hay mejores cosas que hacer….

-Pues, yo he traído a este a rastras. Le he jurado que no voy a hacer nada malo- dice mientras que se ríe-. Y aunque yo no bebo, se lo he dicho para convencerle.

La verdad es que, para ser ella más mayor que él, el parece ser el que tiene que poner los límites. Pero es una chica muy simpática, me ha caído bien, al igual que su hermano.

-¿Podemos alejarnos un poquito del barullo? Es que casi ni os oigo- lo raro es que esto lo dice Clara, la que, de los tres, más le gustan las fiestas; se ve que le caigo bien.

-Vale.

Nos alejamos de la fiesta, eso me deja un poco más tranquilo, porque no puedo aguantar tanto barullo.

Continuamos hablando, para conocernos mejor, nos reímos mucho, nos llevamos muy bien.

Llego a una conclusión: Clara no es tan mala chica como puede llegar a serlo mi hermana, es más, no veo que sea mala chica. Habla de que es una de las primeras fiestas a las que va, y que no suele ir porque no le gusta para nada mentir, y menos a sus padres. En cambio, Natalia intenta escabullirse en cuanto puede, y no tiene remordimiento alguno de mentir a nuestros padres. Además, ella siempre va de lío en lío, que me haya contado a mí, nunca ha tenido un novio que haya durado más de un mes. Ero Clara me ha contado que ella no ha salido con mucha gente, y que en realidad, ella lleva enamorada de un chico desde hace ya tiempo, y asume que no le gustan para nada lo de los rollos.

-Bueno, Carolina, al final sí que has resultado ser una buena chica para mi hermanito- me da un poco de vergüenza, y Lucas le dice unas cuantas cosas a Clara, que le da otro beso.

A veces me gustaría que yo y mi hermana nos lleváramos como Lucas y Clara; aunque sea imposible. Clara es llamada por sus amigos (supongo que también serán los amigos de Lucas) y se marcha despidiéndose de mí con dos besos.

-Bueno, me voy a mi casa, que no me gusta nada este ambiente.

La gente cada vez está peor: empieza a marearse y a vomitar por el alcohol, y la música cada vez está más fuerte y es más molesta.

-Te acompaño. Hay muchos pervertidos a estas horas- me río y nos vamos los dos juntos-. ¿Sabes? Me alegro que alguien me haya podido sacar de ese sitio, lo odio. Nunca había venido, pero me lo imaginaba un poco mejor.

-Yo también. Mi hermana me ha dicho que si quería venir, y yo todavía no sé por qué he aceptado.

-Tal vez porque sabías que te ibas a encontrar conmigo- dice riéndose.

-Sí, seguro que es por eso- bromeo después de darle suavemente en el hombro.

Llegamos a mi casa, me da las buenas noches y yo me despido, la verdad es que me lo he pasado mejor de lo que me lo imaginaba, y eso que no he hecho prácticamente nada en la fiesta.

Abro la puerta, aunque no necesito llave, ya que se ve que Natalia se ha dejado la puerta abierta, subo por las escaleras y voy directamente, pero hay algo que me interrumpe el paso: la mirada enfadada de mi padre.

-¿Se puede saber dónde estabas? ¿Y tú hermana?

Muestro cara de enfadada, aunque mi propósito se ha cumplido: les he llamado la atención a mis padres; aunque me molesta que sólo se fijen en mí cuando hago algo malo. Nunca están ahí cuando algo bien.

-Nos hemos ido de fiesta- digo tranquila, es lo que suelo hacer, mostrar tranquilidad aunque sepa perfectamente lo que me espera.

-¿Y me lo dices así? ¿Pero estás loca?

Aparece mi madre por el pasillo.

-No te pongas así- con que ahora me defiende, ¿eh? ¿No es un poco tarde?

-¡¿Que no me ponga así!?-dice más enfadado aún-. ¡Se han ido de fiesta, Laura, joder! Con alcohol, personas desconocidas y cosas peores.

-¿Os parece bien lo que estáis haciendo?- pregunto, enfadada más que los dos juntos-. Por primera vez en dos años os preocupáis por el bienestar de mi hermana y mío, ¡dos años! Pero lo único que sabéis hacer últimamente es discutir y más discutir. ¿Por qué creéis que he ido a esa puñetera fiesta? Para que os oyera preocuparos por alguien más que no fuerais vosotros. ¡Os habéis perdido prácticamente dos años de mi vida! Si me conocierais de verdad sabrías perfectamente que yo no bebo, y que nunca me iría con alguien desconocido- empiezo a hablar entre sollozos-. ¿Pero sabéis quién me enseñó todo eso? Yo misma, porque vosotros estabais demasiado ocupados discutiendo- los dejo con la boca abierta, ni yo misma me creo lo que acabo de decir, las lágrimas caen por mis mejillas-. Buenas noches.

Me dirijo hasta mi cuarto limpiándome las lágrimas, mis padres no dicen ni media palabra, creo que les he dejado bien claro lo que siento, pero supongo que eso no hará que dejen de pelear.

Al decir que han perdido dos años de mi vida creo que no exagero, se distanciaron de Natalia y de mí en cuánto empezaron sus problemas, tal vez porque creían que así no nos haría tanto daño. Pues se equivocaban, porque estoy más dañada que nunca.

Me quito la ropa, hace tanto calor que decido dormir en ropa interior. Tal vez les haya hecho reflexionar, tal vez no. Ya me enteraré mañana de lo que habrá pasado con Natalia, aunque no es que me importe mucho, en realidad ahora mismo no me importa nada.

Mis ojos se van entrecerrando hasta que llegan a cerrarse completamente, estoy exhausta por todo lo que ha pasado hoy.

Capítulo 1


  -No, no necesito ayuda- digo en un tono un tanto despreciativo, pero ha preguntado por mí, no creo que se lo merezca.
  -Bueno, pues tu cara no dice lo mismo- el chico es guapo, pero también es un tanto pesado. ¿No me puede dejar en paz?  Aunque, ahora que lo pienso hace menos de un minuto deseaba que alguien se preocupase por mí. A veces no me entiendo a mí misma.
  A pesar de mi cabezonería, el chico se sienta a mi lado en la misma postura a centímetros míos. Me mira y extiende el brazo.
  -Me llamo Lucas- dice con una gran sonrisa en la cara. Por muy desagradable que sea, parece que no se va a ir.
  -Carolina- digo sin devolverle el apretón de manos.
  -Carolina…-hace una pequeña pausa-, ¿puedo llamarte Caro?
  ¿Caro? Nunca nadie me ha llamado así, pero me parece un bonito diminutivo, y, aunque sonrío por dentro; respondo ariscamente:
  -Si quieres…
  Lo más raro es que todavía no se haya hartado de mí, cuando me pongo así la gente se suele poner nerviosa y se va.
  -Y, Caro- dice levantándose y extendiéndome la mano, para ayudarme a levantar, como un caballero-, ¿te apetecería un granizado bien fresquito?
  Me río, intentado que no se dé cuenta, pero no es tan tonto.
  -¿Por qué debo fiarme de ti?
  -¿Te he dicho en algún momento que te fíes de mí?- sonriendo, agarro su mano y me levanto con la fuerza de su brazo. Intento comportarme fría, pero es demasiado simpático.
  -¿Eres de aquí?- me pregunta.
  -No, pero tampoco es que tenga muchas ganas de vivir aquí.
  -¿Te puedo preguntar por qué?
  Intento soltar un no pero al final respondo.
  -Pues… porque: esto está lleno de medusas, estaría marginada completamente y solo tendría a mis padres gritando y a mi hermana diciéndome: “¿Dónde está mi bolso, renacuaja?”- digo intentando imitar su voz, aunque creo que lo digo en un tono un tanto estúpido, porque Lucas, se empieza a reír. No sé que le hace gracia, es verdad; no me imagino una vida en la que sólo estén mis padres discutiendo y mi hermana metiéndose conmigo-. ¿Qué te hace tanta gracia?- no me responde, se sigue riendo a carcajada limpia-. En serio, para.
  Intento poner cara de indignada, y miro para adelante, aunque sus tentadores ojos me dicen que lo mire, quiero que se trague que me he enfadado.
  -¿Sabes que estás muy guapa enfadada?
  ¿Guapa? ¿Yo? Si tengo el aspecto más normal que cualquiera se puede encontrar. Cabello castaño, unos ojos miel claros, nada del otro mundo.
  -Entonces tendrías que verme cuando discuto con mi hermana, parezco una supermodelo- digo en tono sarcástico.
  Llegamos al puesto de los granizados y yo me pido uno de naranja, siempre me han gustado. Cuando la gente lo ve, suele poner cara de asco, pero Lucas se ha pedido uno igual.
  -Algún día lo tenía que probar- me dice sonriendo-. No está mal.
  ¿Tiene que estar siempre sonriendo? Esa preciosa sonrisa que parece estar hecha para combinarla con aquellos maravillosos ojos verdes.
  Sólo había visto unos ojos tan bonitos como aquellos una vez en mi vida: los de Pedro…
  Aquellos ojos azules como el mar son inolvidables, pero lo que me pasó con él aún más.
  Lo recuerdo como si fuera el día de ayer. En esos momentos mi vida era perfecta: mis padres no discutían, mi hermana no me chinchaba tanto como ahora y tenía al novio perfecto: Pedro. Tan sólo han transcurrido dos años desde aquello.
  Pasaron los meses, todo el mundo nos conocía como “la pareja perfecta”, pero un día, cuando menos me lo esperaba; sucedió. Mis padres empezaron una discusión que hizo que ahora estén como están.
  Fui a hablar con Pedro, pero él me hizo caso omiso, pasó de mí, sentí que no le importaba nada, y después de salir por la puerta de su casa, no volví a hablar con él. Cuando me lo encontraba, no me sentía capaz de mirarle a los ojos; esos ojos llenos de recuerdos que se estropearon por aquello. Aunque, una semana más o menos después de que me marchara de su casa, me enteré de que estaba saliendo con otra chica. Aunque, a veces, cuando me lo encuentro, y le miro un instante, me mira con ojos de culpa, con ojos de perdón, algo que, después de lo que me hizo; no me enternece como para perdonarlo.
  Pero acordarse de Pedro ahora es una de las peores cosas que puedo hacer, ya que ha pasado mucho, no lo puedo olvidar. Y me prometí que nunca lloraría por alguien que me ha hecho daño, aunque esta misma mañana lo he hecho: por mis padres.
  Intentando no sollozar, continúo hablando con Lucas, que resulta ser una persona muy simpática, mucho más de lo que me imaginaba.
  Su móvil suena, me alivia un poco que no suene una estridente canción de heavy metal, ya que no es mi tipo de música favorita. Siempre me he tomado un poco en serio lo de los gustos musicales.
  -¿Sí?- hace una pequeña pausa y me hace un gesto para que espere un momento, asiento y continúa-. ¿Dónde estáis? Es que… Vale, pues nos vemos en la plaza y hablamos de lo de esta noche- dicen  con desgana-. Me tengo que ir con mis amigos, ¿quieres venir?
  -No, gracias, me voy ya para mi casa.
  Aunque no tenga gana alguna de volver, ya he tenido suficiente lío por hoy. Tengo muchas cosas acumuladas en mi cabeza como para ir a otro sitio más, así que en cuanto llegue a mi casa me encerraré en mi cuarto y no saldré hasta que sea necesario.
  Me tiro lo que queda de mañana en mi habitación, a veces leyendo, a veces conectada a internet, incluso algunas veces me duermo, ya que la noche anterior no he podido dormir muy bien.
  Comemos, todo es como siempre, mi madre sale con unas ojeras que dan miedo y mi padre con una cara de mal humor espectacular. Por suerte, no van a estar aquí en toda la tarde y no volverán hasta la madrugada, ya que mi padre tiene una fiesta de trabajo en una ciudad cercana al pueblo en el que veraneamos, y mi madre (aún me pregunto por qué) le acompaña.
  Poco después de que se vayan, me encuentro a mi hermana maquillándose. Tiene sólo una año más que yo, pero se pinta el doble; supongo que le encantará maquillarse.
  -¿Adónde vas?- digo apoyada en el umbral de la puerta del baño.
  -A una fiesta- responde echándose rímel-. ¿Quieres venir?
  -¿Yo? Eh, no sé.
  -Venga, anímate. No es tan malo.
  Reflexiono durante unos minutos. En realidad, me puede venir bien. Podría hacer rabiar a mis padres, demostrarles que todavía existo, llamarles la atención. Además, mejor que quedarse aquí odiándolos en silencio, es.
  -Está bien. ¿A qué hora empieza?
  -A las once y media- la miro con cara de duda, sé que me estoy metiendo en cosas que no estoy preparada-. Tranquila, volveremos antes que los padres.
  Ninguna de las dos les llamamos papá y mamá entre nosotras, creo que las dos estamos bastante cabreadas con ellos.
  Me visto para la ocasión con ropa que mi hermana me presta, un top y una minifalda, un poco atrevido, pero Natalia (así se llama mi hermana) me la ha aconsejado.
  Cualquiera que me vea en estos momentos puede pensar que soy una persona atrevida, sexy, o cosas como esas; pues se equivocan. Yo nunca he sido una chica que haya querido llamar la atención, es más; nunca la he llamado. Tengo unas cuatro o tres amigas, porque yo sólo califico a una persona como amiga cuando estoy segura de que no dicen falsedades y son amigas de verdad.
  Por desgracia mía, aquí no tengo amigas, la única que tuve se mudó, y no la he vuelto a ver, aunque hablo con ella. Ahora he conocido a Lucas, pero no estoy segura todavía de que pueda tomarlo como un amigo mío.
  -¿Lista?- dice mi hermana interrumpiendo mis pensamientos y cogiendo un bolso.
  Pongo cara de insegura, pero luego sonrío: esta noche es mía.
  -Claro, vámonos.